Vistas de página en total

domingo, 19 de septiembre de 2010

Ya en serio, ¿qué estamos festejando? (PARTE I)



Hace 100 años un gobierno dictatorial, que se decía representativo del pueblo mexicano, aunque solo representaba a las grandes élites empresariales (hacendados y terratenientes de aquella época), eclesiásticas y militares, que consideraba a cada mexicano un potencial criminal y que usurpaba el poder con fraudes electorales en cada periodo de gobierno desde 1877 hasta 1910, festejaba suntuosamente 100 años de vida independiente, “echando la casa por la ventana” literalmente.

El dispendio que se dio en ésa época contrastaba con la pobreza del 70% de la población; era como querer congraciarse con el pueblo después de tantos agravios recibidos. Se vivía una “pax porfiriana” exaltada por los comunicadores de los medios impresos (todavía los medios electrónicos no existían) donde los mexicanos que disentían del gobierno eran considerados antipatriotas, herejes, bandidos, roba-vacas, cuatreros, y otros adjetivos que los columnistas de los periódicos afines al poder no se limitaban para señalar. En la obra de John Kenneth Turner, “México Bárbaro”, se puede observar cómo era la prensa “independiente” que alababa las acciones del gobierno y denostaba a quienes consideraban que era un engaño la democracia y libertades que supuestamente se vivía en México (como actualmente a Gerardo Fernánez Loroña - ver video) . ¿Quiénes la vivían?, pues no eran los campesinos (sin tierras pues menos del 1% de la población, principalmente extranjeros, eran dueños del país), ni los obreros (Cananea y Orizaba ya habían sido tomadas por las tropas federales aplacando los incipientes movimientos obreros), ni los indígenas (casi se acaba con los yaquis y mayos deportándolos a las haciendas henequeneras en Yucatán o a Valle Nacional) y viviendo en una esclavitud simulada.

Si se cambiaran nombres a personajes actuales parecería que no ha cambiado nada después de un siglo. Hoy como entonces el gobierno considera que cada mexicano es, en potencia, un criminal, sicario o terrorista, por eso somos revisados en los eventos conmemorativos donde se “celebran” las “libertades” que “gozamos”, como fue el caso de la revisión exhaustiva para ingresar a Plaza de Armas, aquí en Querétaro, o para ingresar a la Expo Guanajuato Bicentenario en Silao, Gto. De hecho, además del Aeropuerto, ya es común la revisión hasta para ingresar a los autobuses foráneos. Con este pretexto, el gobierno ha podido sacar a las calles al ejército usándolo para disuadir y generar terror para aquellos que estamos en contra de la tele-dictadura que tiene como empleado a un “soldadito de chocolate” llamado FeCal.

Fiestas frívolas donde el afán de espectáculo dejó a un lado una reflexión sobre 200 años vividos entre guerras, intervenciones y disputas por el poder sin que exista visos de una verdadera democracia, justicia social y resarcimiento a quienes han sido despojados hasta de su dignidad, los indígenas.

Al igual que entonces, sigue siendo causa para ser considerado criminal, ser pobre, por eso estuvieron en la cárcel los campesinos ecologistas del estado de Guerrero, las mujeres acusadas por abortar en el conservador y fanático estado de Guanajuato y las mujeres otomíes (Jacinta, Teresa y Alberta) por “secuestrar” a 6 ex-agentes de la desaparecida AFI, amén de la impunidad para los abusos cometidos, contra la población civil, por el ejército en la lucha personal de FeCal contra el narco (él es el único que cree que va ganando).

Al ver a indígenas pidiendo limosna este 15 de septiembre en el centro de Querétaro me preguntaba, “… ya en serio, ¿qué estamos festejando?”.