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martes, 5 de octubre de 2010

Verdaderos deportistas



El fin de semana pasado asistimos a un encuentro de Futbol Americano en el Parque Querétaro 2000 donde se enfrentaron los "Burros Blancos" del Poli contra los "Linces" de la UVM (Universidad del Valle de México) Campus Querétaro en una tarde-noche gélida que si no es por una botellita de Chivas (12 años) no hubiera soportado las ráfagas de aire frío que se sintieron en esta parte de la ciudad.

Fuera de la paliza de 41-0 que le propinó el equipo del Poli al de la UVM me impresiona gratamente saber que la práctica de un deporte todavía se manifiesta por el amor que se le tiene a la Institución a la que pertenece un jugador, pues no importando que el “estadio” tuviera una cancha que no se veía que estuviera plana, que no tuvieran vestidores por lo que los baños los compartieron los equipos con los aficionados, el entusiasmo por agradar al aficionado fue patente.

A diferencia del “Cuau”, del “Rafa” Márquez, de Carlos Vela, del “Gio” dos Santos y de toda la bola de estrellitas del futbol soccer que la TV ha engrandecido casi como “héroes nacionales”, los jugadores de Futbol Americano de Liga Mayor Estudiantil lo único que quieren es jugar y buscar la gloria de su Institución.

En el caso del Poli, aún padeciendo el desinterés de las autoridades politécnicas como es el caso de Águilas Blancas, el equipo más popular y representativo del Poli, que nunca juega de local pues no han querido dejarlos utilizar el estadio “Wilfrido Massieu” de Zacatenco, desde un partido ya hace varios años, que tuvo que suspenderse en el medio tiempo porque empezaron a aventar cohetones unos vándalos pseudoestudiantes que pululan todavía en las Instituciones de Educación Superior. La desidia de las autoridades viene desde que el burro de Fox impuso al Dr. Enrique Villa Rivera como Director General a inicios de la década (actualmente Director del Instituto Mexicano del Petróleo) quien dijo en una ocasión que “la práctica del Futbol Americano no es indispensable en la formación del estudiante”.

Ése partido, donde se originó el veto institucional hacia el estadio de Zacatenco, no me acuerdo si fue entre Águilas Blancas contra Cóndores de la UNAM o contra los Borregos Salvajes del Tec de Monterrey (ya estoy en la etapa de tener memoria de corto plazo) pero si me acuerdo que después terminamos, mis hermanos y yo, en la Cantina “La Montaña”, sobre la Av. Instituto Politécnico Nacional, lugar de grandes recuerdos (no sé si todavía exista) que siempre salía a colación, entre los metalúrgicos de ESIQIE por la frase bíblica “si la montaña no viene a ti, tú ve a la montaña” y, como buenos cristianos que somos, en cada oportunidad hacíamos acto de presencia.

La Liga Mayor de la ONEFA (Organización Nacional Estudiantil de Futbol Americano) no cuenta ya con los equipos del Tec de Monterrey ni de los Aztecas de la UDLA (Universidad de las Américas) pues se retiraron e hicieron su propia “Liga Premier”, ya que no quisieron acatar las disposiciones para regular las becas a los jugadores que se “pirateaban” de las Instituciones de Educación Pública como la UNAM y el Poli, aunque considero que es tan grande la población estudiantil que, si hubiera un verdadero interés por fomentar la práctica de este deporte, no debería afectar si los Borregos se llevan a varios jugadores pumas o politécnicos becados.

Hay cuatro equipos que son aspirantes al título: los “Auténticos Tigres” de la UANL (U de Nuevo León), los “Pumas” CU (de la UNAM) y los “Burros Blancos” y “Águilas Blancas” del Poli. Pues soy necio pero cualquiera que gane de los cuatro, mientras no se mida y le gane a los “Borregos Salvajes” del Tec de Monterrey, no debe considerarse un verdadero campeón. Y creo que este año era la oportunidad pues los “Borregos” están en una etapa de reestructuración y llevan 2 juegos perdidos de 4 jugados en su Liga (junto con los demás campus del sistema).

Todo esto calienta para el clásico de clásicos del 16 de octubre próximo en Ciudad Universitaria entre las “Águilas Blancas” del Poli y los “Pumas” CU de la UNAM. Por mi parte, aunque me quede ronco, no me cansaré de gritar:
¡Huélum, Huélum, Gloria!
¡A la Cachi Cachi Porra!
¡A la Cachi Cachi Porra!
¡Pim Pom Porra!
¡Pim Pom Porra!
¡Politécnico, Politécnico, Gloria!