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martes, 11 de septiembre de 2012

No vine por mi torta sino vine por mis huevos.


Tus manos son de los bancos,
tu alma de la iglesia,
tu dignidad está por los suelos,
y tu vida sigue en la miseria.
En un Zócalo pletórico, lleno hasta las calles aledañas, con nubes que a veces nos protegían y otras a pleno sol, concurrimos con AMLO en el mitin programado el domingo pasado en el mismísimo corazón de México. En el trayecto en el Metro le comentaba a mi hija y a mi esposa la necesidad de que el movimiento se deslindara de los partidos como el PRD donde los “chuchos” se han manifestado como unos “busca-huesos” y han traicionado al que ha provocado su presencia en las Cámaras de Senadores y de Diputados, aunque López Obrador diga que “quedó a mano y en paz” con ellos.

López Obrador por fin tomó la decisión esperada: se separa del PRD, del PT y del Movimiento Ciudadano, para crear un partido político con la estructura de MORENA (Movimiento de Regeneración Nacional) donde tendrían cabida los más de 15 millones de mexicanos que votamos por la propuesta más decente y sensata en contraste con las políticas de corrupción y en contra del pueblo que propusieron los del prian.

¡Qué reconfortante es ver que todavía hay mexicanos con dignidad y orgullo!

Ricardo Flores Magón, el gran precursor de la revolución mexicana de principios del siglo pasado, comentaba que es vergonzoso un “esclavo satisfecho”:

"No queremos ricos, no queremos sacerdotes ni gobernantes; no queremos bribones que exploten las fuerzas de los trabajadores; no queremos bandidos que sostengan con ley a esos bribones, ni malvados que en nombre de cualquier religión hagan del pobre un cordero que se deje devorar de los lobos sin resistencia y sin protesta. Porque cualquiera que esté una pulgada arriba de nosotros es enemigo"

y parece que muchos mexicanos están en ésa condición: satisfechos de los aumentos a la gasolina, al gas, al huevo, a las casetas de peaje, con salarios miserables, sin prestaciones y contentos de ver la sonrisa de Salinas de Gortari que cínicamente dice que “sólo con cirugía plástica se la podría quitar”. Si Satanás existe será porque existe Salinas y la gente que votó por EPN votó por Satanás.

Pero ésa gente está satisfecha. Entiendo a los empresarios pues ya con la Reforma Laboral (que según los neoliberales es la que “el país necesita”), podrán despedir a sus trabajadores sin consecuencias legales en contra, se legalizarían los “outsourcing” que ya trabajan en México donde no se dan prestaciones a los trabajadores contratados, entre otras políticas adversas a la clase trabajadora. No contiene ningún control hacia los líderes corruptos que seguirán en el poder para seguir sangrando a los sindicalizados, por lo que Elba Esther Gordillo, Carlos Romero Deschamps y Joaquín Gamboa Pascoe seguirán impunes de sus delitos en este país. Esta reforma se gestó desde el sexenio del burro de Fox con el beato Carlos Abascal como autor.

Pero, ¿y la gente que votó por EPN?. Están tan idiotizados con la religión y con la TV que con que haya ganado México medalla de oro en la Olimpiada (en fut-bol), sigan viendo las telenovelas y los “reality shows”, se sienten felices “a su manera”. Pero no hay manifestaciones de júbilo por el triunfo de EPN fuera de los empresarios y políticos, porque ya los 100 pesos que les dieron para votar por el pri ya se los acabaron. Como siempre he dicho, son personas que han vivido jodidas, viven actualmente jodidas y quieren seguir jodidas otros seis años más. Y aquellos que no están jodidos económicamente y que votaron por el pri son los típicos lame-botas que solo repiten y hacen lo que dicen sus patrones para quedar bien con ellos y lo pueden constatar fácilmente, si el patrón (o jefe) votó por el pri también los lame-botas votaron por el pri.

La situación político-económica-social no va a cambiar pues ya lo dijeron hasta los mismos panistas del acuerdo previo entre FeCal y el pri para entregar el poder a Peña. Seguirá el derramamiento de sangre, las atrocidades del ejército en contra de la población civil, el enriquecimiento de los políticos y líderes sindicales, el enriquecimiento de los empresarios, el encarecimiento de los productos de primera necesidad, la mala calidad de la educación pública y, todo lo anterior, contribuirá al aumento de mexicanos en la pobreza extrema.

Y no faltará ese pueblo sin dignidad ni orgullo que vaya al Zócalo la noche del 15 de septiembre para escuchar al alcohólico presidente espurio gritar vivas a México sin ningún recato ni indicios de vergüenza y donde solo mi whisky me podrá quitar ése sabor amargo que me deja una parte del pueblo mexicano arrodillado.