Durante
las fiestas de fin de año es menester reflexionar de aspectos importantes que cada
uno de nosotros considera. Este humilde agnóstico,
calificado como ateo radical durante
el “II
Coloquio de Ateos y Librepensadores” realizado en noviembre pasado en
la Cd. de México, pudo confirmar que la mezcla ideal de whisky con agua mineral
es 1:1 después de diversas observaciones y, principalmente, de la
experimentación ardua (siguiendo el método científico: observación,
experimentación, elaboración de la hipótesis, generación de ley física). Y
dentro de lo aprendido, se valida que el whisky maduro de 12 y 18 años debe
tomarse sólo, con traguitos de agua mineral (únicamente agua de Tehuacán o
Peñafiel, no agua mineralizada) para mantener las cualidades de las papilas
gustativas. Todo esto únicamente con la finalidad de mantener la presión
sanguínea en los valores prescritos por el médico (120-130/80), no debería
haber otra razón.
Otro
aspecto que reflexioné es en la actitud de la gente que votó por Peña Nieto el
año pasado. Por analogía es el Vicente Fox actual. Fox es un burro (y lo digo
en el sentido peyorativo sin ofender a los animales), además de montarás y
cerril, que dejó el gobierno en manos de quienes lo llevaron al poder (p. e.
Amigos de Fox) y de Campanita. EPN es su simil pero citadino, en lugar de botas
y sombrero, un copete televisivo y trajes impecables, pero ha dejado el poder
en manos del mismísimo satanás nombrado en la Tierra como Carlos Salinas de
Gortari (a su sola mención me persigno) y de Televisa, siempre apoyados por la
Puta de Babilonia, la iglesia católica que por mantener sus privilegios se
vende como la meretriz que es.
Toda
esta gente que votó por Peña Nieto, ya sea inducida por la TV o comprada por
100-700 pesos en tarjetas Money y Soriana (incluyendo sacos de cemento, láminas
y gorras), o por el miedo a un verdadero cambio aunado al odio sin sustento que
le tienen a AMLO (debido a los seudo-líderes de opinión que se dicen independientes
cuando son viles empleados de las televisoras para quienes trabajan), están
viviendo su presente sin la conciencia de lo que hicieron, aunque en lo
cotidiano se sigan lamentando de la inseguridad que padecemos, la falta de
trabajo, los sueldos miserables, una educación de baja calidad y sustentando
con nuestros impuestos a los grandes empresarios.
A
poco más de un mes del nuevo gobierno, se siguen teniendo las mismas prácticas
de las clases dominantes en contra del pueblo: una reforma educativa que no
afecta a quien verdaderamente es la culpable del paupérrimo nivel educativo (el
último lugar de la OCDE), una reforma laboral que aumenta los privilegios de
los patrones y hace que los trabajadores actuales se comparen con los peones de
las haciendas del siglo pasado, el ejército sigue en la calle, la delincuencia
e inseguridad derivada de ésta sigue cobrando víctimas en todo el país y el
aumento al salario mínimo es insultante.
Y
falta la reforma energética (privatización disfrazada de Pemex y CFE) y la
reforma fiscal (más impuestos al pueblo trabajador, más beneficios a la clase
dominante).
Teniendo
el pri y el pan las mismas prácticas y que nada ha cambiado, entonces ¿por qué
se votó por el pri?. El gran Octavio Paz, en su “Laberinto de la Soledad”, nos
dice que los mexicanos tenemos un “ … gusto por la autodestrucción (y esta) no
se deriva nada más de tendencias masoquistas, sino también de una cierta
religiosidad”. 500 años de una religión impuesta, la cual es
sanguinaria e inhumana, han dado como resultado lo anterior, un pueblo
adormecido y manejable. Ya López Obrador había comentado, durante la pasada
campaña electoral, que votar por el pri era un acto de sadomasoquismo del
pueblo mexicano.
Esa
“tendencia masoquista” del pueblo
mexicano más los que se ufanan en demostrar la necesidad de realizar “las
reformas que tanto México necesita” y la “… borda de traidores,
chaqueteros, vendepatrias” que tan bien los describe Paco Ignacio Taibo
II en su obra “Los
libres no reconocen rivales”, son las causas por las que
tendremos otros 6 años igual de jodidos.
Pero
surge una esperanza, la participación de MORENA
(Movimiento de Regeneración Nacional) como partido político, ya sin el
lastre de “los chuchos” que se adueñaron y lucran con el PRD (tan anodinos que
firmaron el “Pacto por México” para
aceptar sin discusión lo impuesto por Salinas), refresca el ánimo por lograr un
México sin marcadas desigualdades sociales y con una impartición de la justicia
y aplicación de las leyes que no dependan del poder económico de los
involucrados.