Carlos Monsiváis / José Saramago
No terminaba de asimilar la muerte de José Saramago el pasado viernes cuando me entero de que Carlos Monsiváis también abandonó esta vida terrenal. Los dos, unos grandes entre los grandes de la literatura universal, uno portugués, Premio Nobel de Literatura 1998; el otro, un mexicanísimo periodista, escritor y ensayista.
Tanto uno como el otro representaban una expresión crítica e independiente digna de la corriente del “libre pensamiento” que hace más de un siglo Thomas Huxley le dio forma introduciendo el concepto de “agnosticismo”, donde se afirma que la existencia o no de seres superiores (divinidades) no sólo no es conocida sino que es irrelevante; en otras palabras, la existencia o no de dios “nos vale madres”.
De ahí que Saramago defendiera las causas de los indígenas en América y se considerara “Zapatista” apoyando moralmente la lucha de los desposeídos en Chiapas en contra de los caciques y sus guardias paramilitares que impunemente se han apoderado de las riquezas que una vez fueron de los pueblos indígenas.
En su obra “El Evangelio según Jesucristo”, recuerdo con emoción el diálogo de dios y Satanás, gemelos malignos los dos, par de boludos que desde hace 2000 años han asolado las mentes de los cristianos y hace 5000 años a los judíos, jugando con los seres humanos y, con crueldad digna de un ser sanguinario, le ordena dios a su hijo (en presencia de Satanás) sacrificarse por el único motivo de ganarse adeptos, pues no encontraba otra forma de competir con los demás dioses que pululaban en Medio Oriente en aquél tiempo, que martirizar a su hijo en la cruz.
Luego les platicaré cuando termine de leer “Caín”, donde según las crónicas literarias trata de cómo se administra el cielo, remontándonos a los principios del principio (se hablará en esta obra del “big bang”?, Juan Pablo II, el retrógrada y déspota papa anterior al neonazi actual, le dijo una vez al astrónomo y gran divulgador de la ciencia Stephen Hawking que estaba bien que investigaran los inicios del universo pero no el “big bang” pues eso “era obra de dios”, ¡qué mam…!). De sus obras más conocidas son: “Casi un objeto”, “Levantado del suelo”, “Ensayo sobre la Ceguera”, “El hombre duplicado”, “Ensayo sobre la lucidez” y “Las intermitencias de la muerte”; por cierto que decía que la muerte solo es un situación de “estar o no estar”.
De Carlos Monsiváis tengo en la lista de espera su obra “Escenas de pudor y liviandad” la cual se asemeja a las crónicas de lo cotidiano estilo Octavio Paz en “El Laberinto de la Soledad”. Pero era un verdadero disfrute escucharlo en TV y sus comentarios mordaces, irónicos y directos a la estupidez intelectual de los políticos que asolan en nuestro país mediante su sección “Por mi madre bohemios” que semanalmente se publicaba en la revista Proceso. Tanto para los caricaturistas como para Don Carlos, el sexenio pasado del burro de Fox y lo que va del espurio FeCal, han dado tantísimo material para la crítica social que de alguna forma sirve de salida de presión para el ciudadano común ante la impotencia cotidiana sobre las pendejadas de los que supuestamente gobiernan este país.
Hay mucho por leer, sólo que a veces no da tiempo con tanta ropa que lavar y planchar.
Se fueron estos ilustres seres humanos, ¿cuándo se van estos mequetrefes: FeCal, Elba Esther, Fox, Norberto Rivera, Sandoval Iñiguez, Romero Deschamps, Ulises Ruiz, Mario Marín y tantos otros que hacen tanto daño?, ¿cuándo aparece el cuerpo del Jefe Diego?.
¡No hay justicia divina!
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