Una de las cualidades que aprecio en las personas es la congruencia, ésta se manifiesta mediante los actos, posturas y comportamiento diario que deben ser ligados a la forma de pensar del individuo. Esto es, las acciones cotidianas que se realizan dentro de la familia, en el trabajo y en todas las relaciones sociales deberían ser consistentes con los principios, creencias y pensamientos que hemos obtenido y manifestado a través de nuestra vida.
Carl Jung, el gran psicoanalista suizo, establecía la existencia de “máscaras” (arquetipos) con los que nosotros nos presentamos ante una realidad cotidiana. La “máscara” a usar es la correspondiente a la respuesta que se quiera dar ante una situación dada, ya sea en el hogar o en el trabajo.
Para los mochilones fanáticos religiosos la “máscara” que presentan es la hipocresía que conlleva una doble moral, flexibles y/o rígidos dependiendo del interés a alcanzar. FeCal es un hipócrita cuando habla “a favor de la vida” promoviendo la penalización del aborto cuando es el responsable de más de 50 mil muertos en este sexenio sangriento, que incluye más de 4 mil menores de edad, dos secretarios de gobernación y miles de ciudadanos inocentes que estuvieron en el momento y en el lugar equivocado, asesinados tanto por narcos como por el ejército (los famosos daños colaterales). Varias ONG’s han denunciado su fallida estrategia de guerra contra los narcos y han documentado las innumerables violaciones a los derechos humanos por parte de los soldados, pero este ojete los mantiene en la calle.
También habla de legalidad cuando la historia lo señalará como un delincuente electoral que con la ayuda del burro de Fox, la mafiosa Elba Esther, la “Puta de Babilonia”, los grandes empresarios y su cuñado Hildebrando, efectuaron el gran fraude en las elecciones del 2006 que tiene sumido a este país en un desastre y con un estado fallido (y ahora su berrinchuda hermana Luisa María “Cocoa” Calderón pide el conteo de voto por voto y casilla por casilla en su fracasada imposición como gobernadora en Michoacán, ¡qué cara dura es esta vieja!).
La Iglesia Católica, la gran putísima de babilonia, fiel a su imagen de meretriz, aboga por los “no nacidos” y le vale madres los nacidos que son vejados y ultrajados por estos Misioneros de la Muerte con sotana y ensalzan a niveles enfermizos su hipocresía acusando a los niños violados por ser ellos los que han seducido a los “pobres” curas.
Otro ejemplo de falta de congruencia fue cuando en la campaña del 2006 Andrés Manuel López Obrador le dijo “cállate chachalaca” al hocicón de Fox. Todos los periodistas lame-botas, afines al gobierno y a las televisoras como Leo Zuckerman y Pablo Hiriart, se fueron a la yugular de AMLO pues “no se puede callar ninguna voz en una democracia”; pero cuando el reyezuelo Juan Carlos II le dijo al Presidente Hugo Chávez “¡por qué no te callas!”, estos cretinos no actuaron de la misma forma sino alabaron a este rey vividor por su acto y lo calificaron como un rey “demócrata” (impuesto por el dictador Francisco Franco y se mueve como vaya el viento, mientras pueda seguir viviendo a expensas del pueblo español).
Escuchando fortuitamente en la radio a Ciro Gómez Leyva y viendo en TV a Pedro Ferriz de Con, me enteré de que el sondeo para determinar quién será el candidato por la izquierda mexicana entre AMLO y Ebrard, dio triunfador a López Obrador (a pesar de los chuchos). Aunque su enfermiza repulsa hacia AMLO los embargaba y las palabras salían como hierro candente, pues hubieran querido que Ebrard, que representa a la izquierda “modosita” que negocia con el gobierno, con la iglesia y con los empresarios en aras de mantener un hueso, no pudieron evitar el hecho de que AMLO sigue todavía en las preferencias del pueblo mexicano.
Aunque vilipendiado y atacado ferozmente por la mafia que mantiene el poder en México, AMLO se ha sostenido en la confianza de las mayorías, representa la congruencia como político y sigue siendo esperanza para millones de mexicanos de lograr un verdadero cambio. Estos ataques sistemáticos han logrado penetrar en ciertos sectores de la población aprovechándose de la ignorancia y falta de educación (y cultura) de quienes aceptan, sin meditar, lo que las televisoras informan, a tal grado de que, tanto en Querétaro como en Celaya, a pregunta expresa de porqué no quieren a AMLO (aquí en el bajío son muy mochilones) me dicen que porque “tomó Reforma”. ¡Válgame la respuesta! Sucede que estas personas ni siquiera conocen la Ciudad de México y mucho menos saben dónde está la Av. Paseo de la Reforma, ¡pero están indignados! y no le perdonan eso a Andrés Manuel. No importa que les comente que ese suceso fue el efecto causado por el fraude cometido en las elecciones. Estas personas no lo entienden y se quedan con lo que constantemente se ha dicho en la “tele”.
La congruencia de sus actos a través del tiempo y el mantenimiento de sus convicciones hará de AMLO la posibilidad de un México mejor, solo debemos dejar de ser, como lo señala Elenita Poniatowska, un “pueblo capado (falta de cojones), inerme ante los acontecimientos”, producto de 500 años de imposición de una religión inhumana y del ataque mediático de las televisoras que determinan quiénes son un “peligro para México”.
Yo solo faltaría a mis convicciones y sería incongruente si Araceli Arámbula me hiciera caso. A ella le pondría casa, me casaría por la iglesia y le aceptaría a los dos escuincles que tuvo con LuisMi (ya después los enviaría a un internado para que no molestaran).