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martes, 14 de octubre de 2003

Sobre las reformas

(Cisne)

Comentarios sobre las pretendidas reformas.

Estimados amigos, ahora que el presidente Fox está en Asia, sólo nos queda cruzar los dedos para que pueda controlar su incontinencia verbal y no prosiga con el desprestigio que genera en sus salidas al exterior.

Su pretendida reforma energética, que no es más que privatizar Pemex y CFE, lleva a las ciencias administrativas a su más baja expresión en cuanto a su utilidad e interpretación. Esto es, Fox parece que aprendió (sic) que una empresa pública sólo puede ser administrada si se convierte en privada. No importa tener ejemplos tan claros como la privatización de los bancos, que en ese mismo contexto de buscar la eficiencia y productividad, se vendió a empresarios mexicanos y han terminado en manos del extranjero (y sin ningún beneficio tangible para los usuarios).

La aplicación de la Planeación Estratégica (análisis SWOT), el uso del Pensamiento Sistémico (Deming, Ackoff, Senge), la aplicación de la Teoría de la Complejidad (máximo rendimiento cuando se está al filo del caos), el uso de metodologías como Seis Sigma y Manufactura Esbelta (reducción de desperdicios y flujo del material), son cosas desconocidas para este ex-alumno de la Ibero, que sólo se sabe el padre nuestro para rezarlo los domingos (y estoy seguro que de domingo a domingo se ha de equivocar).

Además, si se controlaran los sueldos y prestaciones de los funcionarios, se eliminarían los líderes charros (la Guera Rodríguez está de acuerdo con la privatización de la CFE) y se negociaran los aspectos de productividad directamente con los trabajadores, creo que se puede tener a éstas empresas con los rendimientos esperados.

¿Falta dinero? Mentira, se cuenta con más de 55 mil millones de dólares de reserva que, inclusive, Fox ha dicho que "no sabe qué hacer con ése dinero".

¿Se requiere más dinero? Falta legislar para que se controlen los sueldos de los servidores públicos y así evitar que gobernadores, presidentes municipales y regidores ganen sueldos estratosféricos. Además, evitar los bonos de fin de trienio (sexenio) que se adjudican los diputados. Por ejemplo, los legisladores salientes se están adjudicando un bono de 300 mil pesos. Si consideramos 32 legislaturas con un promedio de 30 diputados, da una cantidad de 288 millones de pesos, nada más por éste famoso bono.

Desafortunadamente a este México se lo está llevando la fregada. Los que tienen dinero son apáticos y los jodidos no pueden hacer nada.

Pero eso sí les informo, mis estimados amigos, que si llegara a postularse campanita (Martha Sahagún) para presidenta, yo me largo a la Patagonia, porque no podría continuar en un país en donde la política se ha convertido en cursilería e ineptitud administrativa.

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